5 nov 2012

Lengua escrita y aprendizaje cooperativo

El aprendizaje de la lectura y de la escritura requiere una planificación y un tiempo escolar perfectamente definido, donde se pueda hacer realidad la experimentación y el juego con la lengua escrita. Por ejemplo, para la creación de cuentos e historias en el aula. Porque el conocimiento surge de la interacción entre la experiencia sensorial y el razonamiento, que son dos aspectos indisociables. Por eso, no se deben separar las actividades de lectura y de escritura del trabajo cooperativo. Las ventajas que ofrece son muchas y de tanta eficacia que la escuela no puede desaprovecharlas, como se relata en numerosas investigaciones específicas.

En resumen, la cooperación y la colaboración durante el aprendizaje sirven:
  • para aprender a trabajar con los demás, promoviendo una organización compartida;
  • para aumentar el respeto mutuo entre los niños;
  • para aprender a dialogar y a discutir, sabiendo defender los propios pensamientos;
  • para descubrir ideas en común, ofreciendo oportunidades de trabajo variadas;
  • para aprender a ceder ante propuestas mejores;
  • para introducir la corrección idiomática entre iguales en el momento mismo de las actividades de lectoescritura;
  • para animar a los niños a responsabilizarse de su aprendizaje;
  • para clarificar sentimientos personales y pensamientos por medio de la comprensión;
  • y para incrementar la autoestima y el conocimiento individual y colectivo.
En las circunstancias de una escuela, la interacción entre compañeros con niveles ligeramente distantes, en las habilidades o en el dominio lingüístico, debido a los conflictos cognitivos que aparecen, posibilita el conocimiento de los otros y las diversas perspectivas de una misma actividad. Silvia González y Pep Hernández lo explican muy bien en una experiencia que combina el aprendizaje de la lengua escrita y uso de las TIC’s.

8 comentarios:

Rita dijo...

El aprendizaje cooperativo en el aula, no solo para la lectura y escritura sino para cualquier disciplina que se quiera impartir, es altamente beneficioso. Yo misma lo he comprobado con mis alumnos y soy muy partidario de la interacción de unos alumnos con otros, incluso en diferentes niveles de edad.El aprendizaje es muy significativo.

Un abrazo

Mario Aller dijo...

Estoy de acuerdo contigo, pero solo traté la relación del aprendizaje cooperativo con la lectoescritura por razones evidentes. Para no olvidar a Gianni Rodari, la invención de historias no puede ser dejada a un lado, como tú bien sabes. Y es ahí donde alguna gente pierde oportunidades por creer que la imaginación va a revolver su clase si la deja volar...
Saludos

Pep Hernández dijo...

Gracias Mario por el post.
La verdad es que sí, tanto el aprendizaje de Lengua y Literatura como el Aprendizaje en general tienen que tomar un rumbo hacia una implicación del trabajo entre iguales. Somos formadores de futuros hombres y mujeres de la sociedad que han de trabajar codo con codo para solucionar cuantas adversidades se les presenten, y la respuesta la tienen (la deben de) buscar consultando, dirimiendo y decidiendo con quienes trabajan día a día.
Ojalá algún día no lejano las dinámicas colaborativas dentro del aula (con o sin TIC) sean tan habituales como la participación constructiva del alumnado.

Un abrazo,

Mario Aller dijo...

Gracias a ti, Pep, por pasar por este rincón... Creo, como tú, que en ese tipo de aprendizajes es donde podemos sentirnos más útiles como maestros. Viendo como nuestros alumnos descubren descubren otros mundos ellos mismos, tal vez gracias a nuestras palabras, o puede que a pesar de ellas... :-)
Saludos

Aída dijo...

Desde el sur, que también existe, acuerdo contigo, Mario.

El trabajo cooperativo y colaborativo en la producción creativa de textos puede generar en el aula una dinámica en la que cada miembro aporte, sea responsable, desarrolle su imaginación e interactúe en un clima de alegría. Todo ello le otorga sentido a nuestra función.

Pensando en los cuentos, y por experiencia en secundaria… ¡Cuánto he gozado las discusiones demoradas y los acuerdos en la elección algún título... para que “atrapara al posible lector” o “para que intrigara o que lo sintetizara” (decían!). Luego, la planificación y todo el proceso de escritura y revisión, previa selección del tipo de “narrador”.

Por cierto, yo no olvido algunas rondas de cuentos colectivos del último curso de secundaria (orales, primero -y hasta en la plaza incluidos los aplausos- un verdadero ritual; luego, escritos). Ojalá mis exalumnos tampoco y aún les suenen ciertas palabras, algunas historias...

Un abrazo colaborativo;-)

Mario Aller dijo...

Si, Aida, creo que esos momentos son los que otorgan algún sentido a nuestra función. Y más en estos tiempos cambiantes. Pero la palabra y la lengua escrita están ahí fuera, para llevarnos a todo lo demás. Seguramente con las TIC's, pero también sin ellas...

Un saludo desde el noroeste :-)

Dolores A. dijo...

Mario, felicidades por tu entrada y por tu magnífico blog. En nuestro colegio estamos trabajando el aprendizaje cooperativo con una universidad de Cataluña. Ya hemos organizado los equipos de alumnos, realizado dinámicas de cohesión y lo estamos viviendo con mucha ilusión. Creemos firmemente que los alumnos deben ser los verdaderos protagonistas de sus aprendizajes.
El trabajo colaborativo es beneficioso para todas las áreas curriculares y desarrolla todas las competencias básicas; pero en el área de Lengua es especialmente valioso. Las competencias lingüísticas afectan y enriquecen a todas las otras competencias básicas. ¡Magnífica tu entrada! Muchas gracias.

Mario Aller dijo...

Gracias por tus palabras, Dolores, que se agradecen. Estamos en blogs y las redes porque queremos, sin esperar nada a cambio, evidentemente. Pero cuando alguien nos habla en esos sitios, tenemos la certeza de que al menos alguien nos lee, y es una bonita sensación, sin duda.

Además, si eso ocurre con gente de nuestro alrededor, y Ferrol está cerca de Coruña, la sensación aun es más agradable.

Un saludo

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