28 mar 2012

El hombre que contaba historias

Había una vez un hombre muy querido en su pueblo porque contaba historias. Todas las mañanas abandonaba el lugar y, al volver por las noches, los trabajadores del pueblo se reunían a su alrededor y le decían:

-Vamos, cuenta, ¿qué has visto Hoy?

Él detallaba:

-He visto en el bosque un fauno que tenía una flauta y que obligaba a danzar a un corro de silvanos.
-Sigue contando, ¿qué más has visto hoy? -decían los hombres.
-Al llegar a la orilla del mar he visto, al filo de las olas, a tres sirenas que peinaban sus verdes cabellos con un peine de oro.

Los hombres lo querían porque él les contaba historias.

Una mañana dejó su pueblo, como todas las mañanas… Pero al llegar a orillas del mar vio a tres sirenas, tres sirenas que, al filo de las olas, peinaban sus cabellos verdes con un peine de oro. Y luego, al llegar cerca del bosque, vio a un fauno que tañía su flauta y a un corro de silvanos… Aquella noche, cuando regresó a su pueblo, le preguntaron como todos los días:

-Vamos, cuéntanos, ¿qué has visto?

Él respondió:

-No he visto nada.

[Oscar Wilde]

25 mar 2012

El cuento en la revolución digital

Cuando se trata de inspirar a la gente para que que se movilice, para que adopte algún cambio, la narración no es sólo la mejor de las herramientas disponibles. Es la única que funciona siempre. La narración no es un recurso en apariencia frívolo; se trata realmente de un recurso muy poderoso. Y para un niño o una niña, todavía en el siglo XXI, las historias constituyen una especie de juego cognitivo, y, al mismo tiempo, son un estímulo para la formación y el desarrollo de sus mentes.

En el origen de las historias se encuentran elementos clave de la inteligencia, de la cooperación, del ansia de búsqueda, de la adopción de decisiones, y la comprensión de que también otros tienen creencias y su propia autoestima. Por eso, en nuestra evolución la narración de historias nos hizo más fuertes y más eficaces como especie. De hecho, una historia es "una cosa que hace" más que "una cosa que es". Es una herramienta con la utilidad de medir, no solamente un objeto de admiración estética.

Entre las posibilidades más interesantes que ofrecen los cuentos y las historias, y que pueden ser medidas, están las siguientes:

  • El desarrollo de la capacidad de atención.
  • La adquisición de la narración como un proceso, y la comprensión de las secuencias como un esquema narrativo.
  • El estímulo del pensamiento imaginativo y creativo.
  • El aprendizaje de los conceptos de causalidad y consecuencia.
  • La transmisión de relaciones sociales y afectivas.
  • La inmersión en la cultura popular.
  • La resolución de los conflictos psicológicos que presenta el desarrollo afectivo.

Tal vez las modernas sociedades utilicen cada vez más los nuevos formatos del libro. Quizás algunas cosas avanzan con tanta rapidez que ya ni somos capaces de percibir los cambios que sin duda están llegando. En cualquier caso, las historias y los cuentos aun mantienen su lugar en la imaginación y el aprendizaje, y por eso también en la revolución digital

18 mar 2012

El origen de las historias

Ocurrió hace miles de años. Alrededor del fuego de una hoguera, mientras nuestros antepasados nómadas se alimentaban con la carne de los animales cazados, comían frutos silvestres o reparaban sus armas y herramientas, empezaron a surgir los primeros relatos de la memoria y de la vida. Lentamente, con el paso del tiempo, aquellos relatos orales se entrelazaron hasta formar un inmenso tapiz lleno de historias.

Por eso, muchos creemos que ellas, las historias, son importantes para el desarrollo humano. Y que nuestro gusto, en apariencia infantil, por la fantasía y la imaginación es algo más serio de lo que algunos aseguraban. Su importancia ha sido explicada por mucha gente, porque las historias, con sus imágenes y sus símbolos, se encuentran en todas las culturas del mundo. Así, un buen relato permite a un niño o a un adulto imaginar y poner a prueba su imaginación sin tener que experimentar físicamente los hechos narrados. A pesar de estas evidencias, cuando en algún lugar surge un nuevo poder autoritario, político o religioso, aún en nuestros días se intenta detener la libre circulación de las historias. Y los gobernantes prohíben ciertos libros, cortan el acceso a Internet o impiden el uso de determinadas redes sociales. El objetivo siempre es el mismo: evitar el conocimiento que se adquiere con la difusión de las historias.

A través del escritor Antonio Muñoz Molina descubro la existencia de un libro todavía no traducido al castellano, On the Origin of Stories, de Brian Boyd. Después de leer su artículo, me pregunto si habrá que esperar mucho para verlo en nuestras librerías. Algunos de los interrogantes que plantea resultan muy atractivos:

“… por qué la ficción está tan literalmente enraizada en los seres humanos que no se conoce ninguna sociedad en la que no exista; por qué el interés en los cuentos o en el juego es tan universal entre los niños que su ausencia es síntoma de un trastorno grave; por qué nos importan tanto historias que sabemos inventadas y seres que no existen y nos emocionamos hasta el llanto con el artificio evidente de una representación teatral; por qué el primer instinto de cualquier narrador es despertar el interés de quien escucha o quien lee y sostener su atención hasta el final del relato: cómo es que, según dice Joan Didion, nos contamos historias los unos a los otros para seguir viviendo…”

On the Origin of Stories, Brian Boyd

11 mar 2012

El pobre cabrón

El Punyab o Punjab es una región geográfica dividida entre dos estados, India y Pakistán. Se trata de una zona de antiguas culturas, como atestiguan los restos de las ciudades de Mohenjo Daro y Harappa. Tal vez por ello este relato es una muestra de la vieja sabiduría de los pueblos…

Un día, un mulá, un predicador musulmán, decía en la mezquita de un pueblo un sermón sobre los pecadores y los tormentos que les aguardaban en el infierno. Arrebatado por su propia elocuencia, que era famosa, y que se inflamaba minuto a minuto, reparó de pronto en un pobre granjero que esta sollozando. Desde el púlpito lo veía con el rostro bañado en lágrimas.

-Conque lloras por tus pecados, ¿eh? –dijo el predicador, muy satisfecho por el efecto que su sermón obraba en su público-. Creo que mis palabras te han hecho reflexionar, ¿no es así? Cuando me he referido a los tormentos del infierno, has recordado tus pecados, ¿verdad?

-No, no –repuso el hombre a la vez que se enjugaba las lágrimas-. No estaba pensando en mis pecados. Pensaba en mi pobre macho cabrío, que el año pasado se puso muy enfermo y murió. ¡Una pérdida horrible! Mi macho cabrío tenía una barba preciosa, muy parecida a la tuya. Nunca he visto dos barbas que se pareciesen tanto.

Entonces, los aldeanos se echaron a reír ante aquella salida tan ocurrente. Y el predicador, según cuentan, se refugió en sus oraciones.

7 mar 2012

El exterminio secreto

Según cuentan, en Ucrania murieron millones de personas, y muchas de ellas fueron asesinadas, exterminadas. Un día, en un parque, le preguntaron a un hombre por qué habían muerto tantos.

-¿Cómo quieres que te lo diga? –dicen que respondió-. Si ni siquiera sé por qué vivieron, ¿cómo podría saber de qué murieron?

Así es nuestra memoria…

6 mar 2012

Si no preguntas, no aprendes

Nasrudín, además de una etiqueta o categoría de este blog, es el protagonista de cientos de historias populares de Oriente Medio y Asia Central. Su capacidad de supervivencia ha sido tan fuerte, que incluso se mantuvo de pie, sólo con las palabras, en la dictadura soviética.

Uno de los hijos de Nasrudín era muy curioso. Un día le preguntó a su padre:

-¿Cómo es posible que la madera flote en el agua? Eso es lo que le ocurre a una piedra o a un cuchillo.

Nasrudín, que siempre quería responder con seguridad, le respondió:

-Hijo, realmente no lo sé.
-¿Y cómo consiguen respirar los peces en el agua? Porque afuera se ahogan sin el aire...
-No tengo la menor idea -contestó Nasrudín después de otra larga reflexión.
-¿Y el misterio de las mareas? Pero, ¿a qué se deben? ¿Cómo es posible que los mares avancen y retrocedan, como si tuviesen vida propia?
-Hijo mío, tampoco lo sé.
-Pero no te molesta que te haga tantas preguntas, ¿verdad, papá?
-¡Claro que no, hijo! ¡Si no hicieras todas esas preguntas, nunca aprenderías nada!

2 mar 2012

No se puede obligar a las almas

Cálano, un filósofo hindú, siguiera al ejército de Alejandro Magno durante todo el camino desde el Punjab hasta la ciudad de Susa. Viendo que llegaba su muerte, insistió en que se construyese para él una pira funeraria. Cuando llegó el día, subió a la pira y se reclinó a la vista de todo el ejército. Todo el mundo se asombró de que no rechistase lo más mínimo en medio de las feroces llamas. Se contaba que Cálano había escrito una carta al gran Alejandro, su señor:

Los cuerpos se pueden mover de un lugar a otro, pero no se puede obligar a las almas, no más de lo que puedes obligar a los ladrillos o a las piedras a hablar.

Mucho antes de que aquí fuese conocida la expresión quemarse a lo bonzo, era una práctica corriente en algunos lugares de Asia. Alejandro Magno llegó a saberlo, también en la Roma antigua. Pero nunca fue un rito apreciado entre los europeos. Con la crisis actual, parece que nada está seguro…

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